EL DIOS QUE YO CONOZCO

Romanos 1: 2

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"Que él había prometido antes por sus profetas en las santas Escrituras" (RV-1960).

"O qual foi por Deus, outrora, prometido por intermédio dos seus profetas nas Sagradas Escrituras" (AA, 2ª ed.).

"(Which he had promised afore by his prophets in the holy scriptures,)" (KJV).

"quod ante promiserat per prophetas suos in scripturis sanctis" (Vulgata).

Prometido antes
Esta promesa fue hecha específicamente en los pasajes del AT que predecían la venida del Mesías, pero también estaba implícita en el significado de todo el AT. El Evangelio no fue una idea tardía de Dios, ni un súbito cambio en su firme y constante propósito para el hombre: fue el cumplimiento de su promesa hecha a nuestros primeros padres (Génesis 3: 15) y para cada generación sucesiva.

Por sus profetas
No sólo los escritores de los libros proféticos del AT profetizaron acerca del Evangelio, sino otros como Moisés, Samuel y el salmista:

"Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas" (Hebreos 1: 1).

"Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare" (Deuteronomio 18: 18).

"Y todos los profetas desde Samuel en adelante, cuantos han hablado, también han anunciado estos días" (Hechos 3: 24).

"Entonces dije: He aquí, vengo; en el rollo del libro está escrito de mí" (Salmo 40: 7).

Santas Escrituras
A través de toda la epístola Pablo se refiere con frecuencia a pasajes del AT para mostrar que el Evangelio concordaba plenamente con las enseñanzas de los oráculos de Dios que ya eran reconocidos.¹ Especialmente anhelaba demostrar a sus compatriotas que el cristianismo estaba basado sobre el fundamento de sus propios profetas y sus escritos sagrados.
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¹ "Pero habiendo obtenido auxilio de Dios, persevero hasta el día de hoy, dando testimonio a pequeños y a grandes, no diciendo nada fuera de las cosas que los profetas y Moisés dijeron que habían de suceder: Que el Cristo había de padecer, y ser el primero de la resurrección de los muertos, para anunciar luz al pueblo y a los gentiles" (Hechos 26: 22-23).

Romanos 1:1 Dios - IV

En el sacrificio de Cristo se vieron la infinita sabiduría, el amor, la justicia y la misericordia de Dios.

La comprensión y el aceptación de su voluntad no sólo informará sino también transformará

"Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor" (2 Corintios 3: 18).

"Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios" (Efesios 3: 14- 19).

"Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios; fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad" (Colosenses 1: 9-11).

Se presenta a Dios como quien demanda mucho, pero también da liberalmente:

"Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame" (Mateo 16: 24).

"El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?" (Romanos 8: 32).

El espera obediencia, pero paga un precio infinito para que la obediencia sea posible:

"Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él" (Éxodo 23: 21).

"La bendición, si oyereis los mandamientos de Jehová vuestro Dios, que yo os prescribo hoy, y la maldición, si no oyereis los mandamientos de Jehová vuestro Dios, y os apartareis del camino que yo os ordeno hoy, para ir en pos de dioses ajenos que no habéis conocido" (Deuteronomio 11: 27, 28).

"Qué más se podía hacer a mi viña, que yo no haya hecho en ella? ¿Cómo, esperando yo que diese uvas, ha dado uvas silvestres?" (Isaías 5: 4).

"Yo sanaré su rebelión, los amaré de pura gracia; porque mi ira se apartó de ellos" (Oseas 14: 4).

"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3: 16).

Tiene una ley inmutable, pero suministra gracia inagotable

"No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos" (Mateo 5:17-19).

"Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase; mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia" (Romanos 5: 20).

"Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" Filipenses 4: 13).

Odia el pecado con aborrecimiento profundo, pero ama al pecador con amor maravilloso:

"No pondré delante de mis ojos cosa injusta.
Aborrezco la obra de los que se desvían;
Ninguno de ellos se acercará a mí" (Salmo 101: 3).

"En toda angustia de ellos él fue angustiado, y el ángel de su faz los salvó; en su amor y en su clemencia los redimió, y los trajo, y los levantó todos los días de la antiguedad" (Isaías 63: 9).

"Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia" (Jeremías 31: 3).

"Pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego" (Romanos 2: 8, 9;

"Como también en Oseas dice:
Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo,
Y a la no amada, amada" (Romanos 9: 25).

El es Creador y Sustentador del universo ilimitado, y sin embargo, es el Padre ansioso que espera en la puerta el regreso del hijo pródigo:

"Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca... Desde los cielos miró Jehová; vio a todos los hijos de los hombres; desde el lugar de su morada miró sobre todos los moradores de la tierra" (Salmo 33: 6, 13, 14).

"Todos ellos esperan en ti,
Para que les des su comida a su tiempo.
Les das, recogen;

Abres tu mano, se sacian de bien" (Salmo 104: 27, 28).
"Yo deshice como una nube tus rebeliones, y como niebla tus pecados; vuélvete a mí, porque yo te redimí" (Isaías 44: 22).

"Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó" (Lucas 15: 20).

Desafía al intelecto del hombre más brillante que el mundo haya conocido, y sin embargo acepta la devoción de un niñito: (Ver Job, capítulos 36-41).

"Reuníos, y venid; juntaos todos los sobrevivientes de entre las naciones. No tienen conocimiento aquellos que erigen el madero de su ídolo, y los que ruegan a un dios que no salva. Proclamad, y hacedlos acercarse, y entren todos en consulta; ¿quién hizo oír esto desde el principio, y lo tiene dicho desde entonces, sino yo Jehová? Y no hay más Dios que yo; Dios justo y Salvador; ningún otro fuera de mí" (Isaías 45: 20, 21).

"¿Quién es varón sabio que entienda esto? ¿y a quién habló la boca de Jehová, para que pueda declararlo? ¿Por qué causa la tierra ha perecido, ha sido asolada como desierto, hasta no haber quien pase?" (Jeremías 9: 12).

"Como el padre se compadece de los hijos,

Se compadece Jehová de los que le temen" Salmo 103: 13).

"Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?" (Mateo 7: 11).

Ocasionalmente, los escritores bíblicos rompen en rapsodias de alabanza al Eterno. Lo que la prosa del intelecto no puede expresar, la poesía de la alabanza es capaz de pintar. Después de describir el plan de Dios para salvar a los hombres, Pablo declara:

" ¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? ¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado? Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén" (Romanos 11: 33-36).

Romanos 1:1 Dios - III

La concepción que el hombre tenía del Eterno no podía estar completa hasta que él se revelara a sí mismo en la persona de Jesús:

"A Dios nadie lo vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer" (Juan 1: 18).

Así, la información más completa que el hombre puede encontrar de Dios no está en la naturaleza, o en la experiencia personal, ni siquiera en los rollos de los profetas antiguos, sino en la narración de los Evangelios y en las enseñanzas de los apóstoles. Estas revelaciones son las normas mediante las cuales se han de medir todas las demás revelaciones acerca de él.

Jesús describió esta revelación:

"No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino. Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto. Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre? ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras" (Juan 14: 1-10).

"Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti; como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste. Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese. Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese. He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra. Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado, proceden de ti; porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste. Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son, y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos. Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros. Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliese. Pero ahora voy a ti; y hablo esto en el mundo, para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos. Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo. Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad. Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado. Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste. Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos" (Juan 17)

Y también el autor de Hebreos:

"Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredó más excelente nombre que ellos. El Hijo, superior a los ángeles Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi Hijo eres tú, Yo te he engendrado hoy, y otra vez: Yo seré a él Padre, y él me será a mí hijo?" (Hebreos 1: 1-5).

Para un mundo que entendió mal al Padre, Jesús retrató su carácter

"Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos" (Mateo 5: 44, 45).

"Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
Con que nos visitó desde lo alto la aurora,
Para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte;
Para encaminar nuestros pies por camino de paz" (Lucas 1: 78, 79).

"Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos" (Lucas 6: 35).

Romanos 1:1 Dios - II

El Dios de la Biblia se presenta como un Dios de amor

"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan. 3: 16).

"Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor" (1 Juan 4: 7, 8).

Se lo describe como "misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado" (Éxodo 34: 6, 7), pero también como un Dios de justicia "que de ningún modo tendrá por inocente al malvado" (v. 7). Estos 2 aspectos se presentan en la declaración del NT: "Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios" (Romanos 11: 22).

La Biblia describe a Dios como un ser capaz de crear, de comunicarse, de amar. Su trato con Abrahán ilustra esta relación personal y cálida. Tenía un plan para el patriarca como lo expresó en el "pacto" que hizo con él. Seis veces se repitió ese pacto:

1. Cuando Dios llamó a Abrahán para dejar su hogar paterno (Génesis 12: 1-4; Hechos 7: 2, 3).
2. Cuando llegó a la tierra a la que Dios lo había llamado (Génesis 12: 6, 7).
3. Cuando experimentó el chasco de la elección egoísta de Lot (Génesis 13: 14-17).
4. Cuando necesitó que se restaurara su confianza después de la batalla contra los reyes (Génesis 15: 1, 5, 6).
5. Cuando pecó y necesitó perdón (Génesis 17: 1-8).
6. Cuando demostró su fidelidad en una crisis severa (Génesis 22: 15-18).

También otros experimentaron esta clase de amistad:

"Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero. Y él volvía al campamento; pero el joven Josué hijo de Nun, su servidor, nunca se apartaba de en medio del tabernáculo" (Éxodo 33: 11).

"Pero Moisés respondió a Jehová: Lo oirán luego los egipcios, porque de en medio de ellos sacaste a este pueblo con tu poder; y lo dirán a los habitantes de esta tierra, los cuales han oído que tú, oh Jehová, estabas en medio de este pueblo, que cara a cara aparecías tú, oh Jehová, y que tu nube estaba sobre ellos, y que de día ibas delante de ellos en columna de nube, y de noche en columna de fuego" (Números 14:13, 14).

"¿A dónde me iré de tu Espíritu?
¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú;
Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomare las alas del alba
Y habitare en el extremo del mar, Aun allí me guiará tu mano,
Y me asirá tu diestra
" (Salmo 139: 7-10).

"¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas" (Isaías 40: 28, 29).

El testimonio del AT es significativo y revelador. En una época en que los dioses de las naciones estaban representados como terrenos y sensuales, los escritores del AT presentan la naturaleza ética de Dios:

"El limpio de manos y puro de corazón;
El que no ha elevado su alma a cosas vanas,
Ni jurado con engaño
" (Salmo 24: 4).

"Muy limpio eres de ojos para ver el mal, ni puedes ver el agravio; ¿por qué ves a los menospreciadores, y callas cuando destruye el impío al más justo que él" (Habacuc 1: 13).

También lo vieron como universal y no tribal, y como un Dios en vez de una proliferación de deidades en competencia:

"Y respondió Abram al rey de Sodoma: He alzado mi mano a Jehová Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra" (Génesis 14: 22).

"Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas" (Deuteronomio 6: 5).

"En Jehová será justificada y se gloriará toda la descendencia de Israel" (Isaías 45: 25).

"Jehová dijo así: El cielo es mi trono, y la tierra estrado de mis pies; ¿dónde está la casa que me habréis de edificar, y dónde el lugar de mi reposo?" (Isaías 66: 1).

"La sentencia es por decreto de los vigilantes, y por dicho de los santos la resolución, para que conozcan los vivientes que el Altísimo gobierna el reino de los hombres, y que a quien él quiere lo da, y constituye sobre él al más bajo de los hombres" (Daniel 4: 17).