Amados
Juan 3: 16
"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna."
Efesios 2: 4, 5
"Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)"
"Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida."
Juan 16: 27
"pues el Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis amado, y habéis creído que yo salí de Dios."
Llamados
Santos
Este término es común en el NT para describir a los cristianos (Hechos 9: 32, 41; 26: 10; Efesios 1: 1; etc.). No denota necesariamente personas ya perfeccionadas en la santidad (1 Cor. 1: 2; cf. 1 Cor. 1: 11), sino a aquellos que por su profesión de fe y bautismo pueden considerarse como separados del mundo y consagrados a Dios.
Gracia Griego: χαρις [charis], "buena voluntad", "favor" o "gracia", no la palabra común para saludarse usada en las cartas escritas en griego. El saludo común era χαιρειν[chairein], (Presente Infinitivo Activo de χαιρω [chairô]) una expresión de deseo de salud y prosperidad. χαιρειν[chairein] aparece en el NT en la carta de Lisias al gobernador romano Félix (Hechos 23: 26) y en la Epístola de Santiago (Stg. 1: 1). En ambos casos se ha traducido "salud" en la RV 1960). χαιρειν [chairein], como se traduce en 2 Juan 10 y 11, "bienvenido", indica que los cristianos estaban acostumbrados a saludarse mutuamente en esta forma (ver Mateo 26: 49; 27: 29; 28: 9; Marcos 15: 18; Lucas 1: 28; Juan 19: 3, donde χαιρε [chaire] y χαιρετε [chairete] se traducen como "salve"). Pero en vez de χαιρειν [chairein], "saludos", con la idea prevaleciente de prosperidad temporal, Pablo usa aquí χαρις [charis], "gracia", palabra que comenzaba a adquirir un significado cristiano peculiar: "siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús" (Rom. 3: 24). Paz La forma usual hebrea para saludar era shalom, "paz", o shalom leka, "paz a ti" (Gén. 29:6; 43:23; Dan. 10:19; Luc. 10:5-6; etc.). Jesús saludó en esta forma a sus discípulos reunidos después de la resurrección (Juan 20:19, 26). La vida, muerte y resurrección de Cristo habían dado un nuevo significado a estos dos antiguos términos familiares. "Gracia" ahora se entendía como el amor redentor de Dios en Cristo: "quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos," (2 Tim. 1: 9). "Paz" era ahora la paz con Dios mediante la redención: "Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo" (Rom. 5:1). "Gracia" y "paz" se convirtieron con este significado cristiano en el saludo habitual de Pablo en todas sus epístolas (1 Cor. 1: 3; 2 Cor. 1: 2; Gál. 1: 3; Efes. 1: 2; Fil. 1: 2; Col. 1: 2; 1 Tes. 1: 1-2; 2 Tes. 1: 2; Filem. 3; cf. 1 Tim. 1: 2; 2 Tim. 1: 2; Tito 1: 4). Pedro y Juan también usaban saludos similares (1 Ped. 1:2; 2 Ped. 1:2; 2 Juan 3; Apoc. 1: 4). Dios nuestro Padre Dios, como Creador, es el Padre de todos los hombres (Hechos 17: 28-29), pero especialmente de los cristianos que han nacido de nuevo de él (Juan 1: 12-13; 1 Juan 5: 1; cf. 1 Juan 3: 1-2), que han sido adoptados en la familia celestial (Rom. 8: 15), y que se están transformando a la semejanza de él (Mat. 5: 43-48). El saludo de Pablo es en realidad una oración para que Dios conceda gracia y paz a los creyentes de Roma. Sus saludos en todas sus epístolas son de este modo más que una simple cortesía: por el amor cristiano se han transformado en una oración que implora la bendición celestial. Jesús y el Padre son colocados juntos, pues ambos son considerados como la fuente de gracia y de paz. Esta es una evidencia de que Pablo reconocía la divinidad de Cristo: "el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse" (Fil. 2: 6). En el NT con frecuencia se hace referencia a Jesús como a Aquel que ha traído la paz al hombre (Juan 14: 27; 16:33; Hechos 10: 36; Rom. 5:1; Efes. 2:17). |