EL DIOS QUE YO CONOZCO

i.04. Tema

El tema de la epístola es la pecaminosidad universal de los hombres y la gracia universal de Dios, la cual proporciona un camino por el cual los pecadores pueden ser perdonados y también restaurados a la perfección y la santidad. Este "camino" es la fe en Jesucristo, el Hijo de Dios, que murió, resucitó y vive eternamente para reconciliarnos y restaurarnos.

Cuando Pablo escribe esta epístola, su mente está llena de los problemas que han surgido en sus conflictos con los judaizantes. Se ocupa de las cuestiones básicas, y les da respuesta mediante una presentación amplia de todo el problema del pecado y del plan de Dios para hacer frente a esa emergencia.

Pablo muestra en primer lugar que todos los hombres - judíos y gentiles - han pecado y continúan alejados del glorioso ideal de Dios (cap. 3:23).

No hay excusa para este alejamiento, pues todos -judíos y gentiles, sin excepción- han recibido algún grado de revelación de la voluntad de Dios (cap. 1:20). Por lo tanto, todos están, con justicia, bajo condenación.

Además, los pecadores son completamente impotentes para liberarse por sí mismos de esa situación, pues en su condición depravada les es absolutamente imposible obedecer la voluntad de Dios (cap. 8:7).

Los intentos legalistas de obedecer la ley divina no sólo están condenados al fracaso, sino que también pueden ser evidencia externa de un arrogante rechazo generado por ajusticia propia de no reconocer la debilidad del hombre y su necesidad de un Salvador.

Sólo Dios mismo puede proporcionar remedio, y esto lo ha hecho mediante el sacrificio de su Hijo. Todo lo que se pide del hombre caído es que ejerza fe: fe para aceptar las condiciones necesarias para perdonar su pasado pecaminoso, y fe para aceptar el poder que se ofrece para llevarlo a una vida de rectitud.

Este es el Evangelio de Pablo tal como se desarrolla en la primera parte de la epístola. Los capítulos restantes se ocupan de la aplicación práctica del evangelio ante ciertos problemas que tienen que ver con el pueblo escogido y con los miembros de la iglesia cristiana.